viernes, 26 de marzo de 2010

INIGUALABLE.



Eran las ocho de la mañana y esta "menda", seguía dando vueltas en la cama.
Cansada ya de buscar a Morfeo, decidí levantarme. Me vestí y subí al regazo de mi grumete pidiéndole que me llevara allí, a mi playa, mas raudo que el viento, (difícil si consideramos el temporal de hoy). Pero mi meniño nunca me falla, y corrió veloz mientras yo miraba el lindo paisaje que me rodeaba.
Al llegar, le dejé esperándome en el sitio de siempre y me dirigí, como pude, hacia mi mar salvaje, tanto, que costaba mantener el equilibrio y no dejarse llevar por sus olas.
Nunca había estado allí de mañana y menos un día de temporal, y su imagen me sorprendió y me volvió a enamorar de nuevo... Aquel mar espumoso comiéndose la playa era digno de admiración.
Mas mi mirada que quedó extasiada viendo como las gaviotas sorteaban el viento y se mantenían planeando sobre aquel mar enfurecido, como si el temporal no pasase por ellas.
Mi tierra, mi mar, mis gaviotas... No hay nada mas bonito en el mundo. Nada que te deje mas absorta que esa imagen, ese paisaje, ese cielo tan amenazante y hermoso formando un todo en una mañana de temporal en las Rías Baixas.
Aquí os dejo una muestra de una novata en fotografía, que no necesita buenas cámaras, sino, sólo acudir una mañana de primavera a su playa.

Fotos: Carmela.

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