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El año pasado por estas fechas, me cogí mis primeras vacaciones.
Subí a mi primer avión y disfruté como niña pequeña, eso si, cogida de la mano...
Cambié mi costa galega por la costa malagueña, mis arenas doradas por unas oscuras, mi mar, por otro mar.
El año pasado era feliz y me fui en busca de una ilusión, que como todas las ilusiones se quedan en eso mismo.
El año pasado me pase cuatro días caminando por esas playas sola, sin mirar hacia atrás, esperando un sueño, que como sueño se quedó en tal.
Y mientras caminaba dejaba escrito en un moleskine muchos sentimientos que embargaban mis paseos solitarios.
Uno, dos, uno, dos...
Luego hay quien escribió tres, cuatro, tres, cuatro...
Mi "uno, dos" fueron sentimientos de abandono, de ilusión perdida.
El "tres, cuatro", era de alguien que se sintió medio, cobarde.
Y desde el balcón de mi habitación en un sexto piso, se cayó mi pilot.
Y fui corriendo a buscarlo, a pedir socorro, pues mi pilot era especial, mucho, como mi moleskine.
Cuatro días más tarde, cogí un avión de vuelta a casa.
Y dejé las maletas sin abrir en mi habitación durante mas de un mes... esperando el cogerlas y escapar...
El año pasado, pasó hace un año.
El año pasado, ya pasó.
Fotos: Carmela.
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