jueves, 25 de marzo de 2010

ANGUSTIA


Sé que estás ahí. Me coloco delante y mi cuerpo da la vuelta sin yo dominarlo y ya no te veo.
Me giro tirando de mis hombros y me vuelvo a situar cara ti, tambaleando, mas ya te veo de nuevo.

Quiero agarrarme a la pared, a la barandilla, y su tacto es como la goma espuma... no me dan el apoyo que necesito para mantenerme firme.
Así que me abrazo a mi misma, con fuerza mientras mis ojos miran hacia arriba y sólo veo oscuridad.

Sé que tengo que subir e intento mandar ordenes a mis piernas para que comiencen el recorrido, mas mis piernas apenas pueden sostenerme y se niegan a levantarse.

Me suelto y con mis manos agarrando una intento elevarla del suelo , pero pesa mucho, está muerta y no me ayuda. Es como si estuviese pegada al suelo, como si formase parte de él.
Y pierdo el equilibrio y me caigo al suelo como marioneta sin hilos.

Levanto mis ojos y mira hacia arriba intentando con todas mis fuerzas encontrar esa pequeña luz que me dé la suficiente energía como para ponerme de pie de nuevo y comenzar con la lucha.

Hasta mi llegan voces lejanas que me gritan, unas con amor, otras con violencia, otras con rabia interna, otras con sentido la culpabilidad, otras cansadas ya.. y dicen que me levante de una vez, que mire bien allí, en aquella esquina donde una pequeña estrella iluminará mi camino. Pero mis ojos ya no ven, mis ojos están cerrados.

Sólo siento frío, mucho frío que me hace temblar y encogerme hasta parecer un ovillo y quiero estar en mi cama, tapada por completo y no ver ni escuchar nada, golpeando mi corazón con fuerza para que deje latir y no me haga mas daño.

Foto: Carmela

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