Dejadme llorar a mi, como erizo en su agujero, que hasta bajo las
piedras me vais a buscar.
Yo antes me di , y ahora solo pido que me deis soledad.
Soledad en la que pueda dejar escapar todo aquello que me
llora por dentro y no puede salir si vosotros estáis ahí.
Dejadme llorar lágrimas húmedas, que de las secas tengo los
ojos quemados.
Y abrazaré mi cuerpo, que huérfano de mis abrazos está,
desde que abrazo otros cuerpos y el mío abandoné.
Y mis manos acariciarán mis mejillas y secarán mis lágrimas
y me darán lo que nunca me di.
Y mi voz me dirá que me quiere y que orgullosa de mi está.
Dejadme vivir ese momento de soledad, para que me de lo que
siempre me negué.
No quiero abrazos de otros brazos mientas los míos yertos
están, no.
No quiero caricias de nadie, cuando mis manos crispadas están,
no.
No quiero palabras de halado, pues mi boca cerrada está, no.
Quiero mis abrazos y mis caricias y mis halagos y mis…y…
Dejadme ese momento de soledad.