El sentido de la vida es diferente para cada persona, y es uno mismo quien debe descubrirlo.
Poniendo el ejemplo en un camarero. Se ha calculado que el contacto de un camarero con cada cliente que le pide un café es de un minuto escaso. El tiempo que suman el saludo y el preguntar ¿Qué desea tomar?, lo que pide el cliente, cuando le pones la taza sobre la barra, el momento de pasar la cuenta y la despedida al marcharse. Son muchos momentos diferentes pero el contacto del camarero y el cliente no supera en conjunto el minuto. ¿y que significa esto? ¡significa que es una oportunidad¡. Independientemente de la calidad del café, que es lo de menos, en ese minuto el camarero tiene ante si tres opciones o, mejor dicho, tres posibles resultados que dependen de su actitud. En ese minuto puedes conseguir que la persona se marche peor de lo que ha llegado si eres grosero. O bien puede irse igual que ha venido si lo tratas con indiferencia. Pero también tienes la oportunidad de que salga de la cafetería mejor de lo que ha entrado si le regalas un poco de amabilidad. Y este es justamente el sentido de la vida, y no solo para los camareros. Todos tenemos cada día decenas de pequeños y grandes contactos con los demás. Nuestro reto es conseguir el tercer resultado: que su vida sea un poco mejor después de estar con nosotros. ¡este es el desafío, el premio gordo de cada encuentro!.
Y tu Tano ¡amigo mío! Has encontrado el sentido de la vida, ya que a diario pones en práctica en todo momento la tercera opción, cosa que todos los que pasamos por tu lado te agradecemos de corazón. Y los demás tenemos que ponernos en marcha ya que TODOS TENEMOS MUCHAS VIDAS QUE MEJORAR.
Gracias AMIGO.
Vicente.
(Extraído de el laberinto de la felicidad)
PANA
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