Esta mañana, al abrir los ojos, algo me ha llevado a dirigirme directamente a mi terraza y así lo hice.
Imaginaros mi sorpresa a ver tal cúmulo de nubes esperándome en la terraza con rostro sonriente.
Les he preguntado que hacían ahí y, al mismo tiempo les he puesto cara de reproche; tantas veces las he llamado para que bajaran a buscarme y me llevaran con ellas...y nunca me hicieron caso...¿a qué venía su presencia ahora?.
La más gordinflona y sonriente me ha dicho que por eso habían venido a visitarme, porque ahora ya sabían que ya no las necesitaba, que ya no me quería escapar con ellas y por eso venían a hacer lo que todas desearon durante tanto tiempo: saludarme para que supiera que ellas sabían muy bien lo que hacían, pero que sí, que me habían escuchado.
Me han hecho sonreír, y alargando mi mano las he acariciado; tenían tacto de algodón como yo tantas veces había soñado.
Una a una se ha acercado a mi y me a besado, acariciando mi rostro suavemente y después se han ido con el viento lejos, muy lejos, mientras yo las veía alejarse con una sonrisa en mi rostro.
!!Nunca había estado sola!!
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