miércoles, 14 de octubre de 2009

ALLI LE ESPERABA TODOS LOS DÍAS


Había comenzado un día cualquiera de un año que no recordaba.
Lo único que sabía era que se levantaba, y después de vestirse cogía un pedazo de pan y se dirigía al parque directamente. Se dejaba llevar mecánicamente hasta el banco en dónde se pasaba tantas y tantas horas del día esperando por los pájaros a que vinieran por su miguitas de pan.
Día tras día hacía lo mismo, pocas cosas le hacían levantar de su asiento, pero pronto volvía a él y allí seguía, con la mirada perdida y esperando.
De vez en cuando venía algún pájaro; les echaba migas y se alejaban cuando tenían el pico lleno.
Había uno habitual al que ella esperaba siempre. Uno que a ella le atraía más que ningún otro, pues, después de comer, le regalaba preciosos cantos que la tenían hipnotizada. Cantos que no podía pasar un sólo día sin escuchar. Cantos que la tenían dominada, esclavizada a aquel banco...es más, si miraba dentro de sí, sabía que iba al parque a esperar a ese pájaro, pues los otros, sólo eran pasajeros, pero ese no, ese venía siempre a su lado, ese era parásito de sus migas, y para no perderla , le regalaba después sus trinos al oído, posado en su hombro, el que ella cedía encantada , aunque alguna vez le dejase caer encima los deshechos de su cuerpo y ella se fuese de noche para casa sin pan, con sus cantos en el corazón y llena de mierda.
Se iba esperando siempre que pasara rápido la noche, para poder levantarse a la mañana siguiente y volver a andar sobre sus pasos, siguiendo el mismo camino que tanto tiempo llevaba recorriendo.
Cuando se preguntaba por qué lo hacía, sólo sabía que ella no era nada, que no valía nada, que no tenía vida propia, que lo único que la mantenía todos los días era aquel canto con el que no podría vivir, aquel canto, que aunque sabía que ese pájaro no le cantaba solo a ella, se contentaba con que al menos lo hiciese para ella en particular ese ratito cuando tenía la buche lleno.
¿Quien era parásito de quien?




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Efectivamente.... nos dejamos acompañar, casi por necesidad, de cantos de pájaros, de cantos de sirenas y a veces, muchas veces, de cantos de pájaros de dos patas y zapatos.

Aprovecha el momento para que no vuelvan a soltar sus excrementos sobre tu hombro, sobre ti.

Paco

sacra dijo...

Mi querido Paco, no era mi hombro en el que caga la paloma. Mi historia es otra historia. Yo no me dejo cagar durante tanto tiempo, y menos me dejo cagar...hasta ahi llegaríamos.
Grazas meniño, Querote