sábado, 6 de febrero de 2010

ME MIRÓ


Me miró.
Y como dagas, en mis ojos se clavaron sus enormes ojos azabache.
Me miró.
Y lo hizo de ese modo en que sólo la inocencia puede hacerlo.
Me miró.
Ni una palabra. Ni un gesto. Ni una sonrisa. Ni una lágrima.
Únicamente me miró.
Ignoro su nombre. Desconozco su edad. No se nada de sus ilusiones.
Me miró.
Y su mirada hizo saltar en mil pedazos mi alma fría.
Y yo solamente acerté a mirarme en su mirada.
Me miró.
Y en ese instante, el mundo se detuvo. Silencio.
Me miró.
Y aquella faz inexpresiva me interpeló: ¿ Y tú?.
Y ese "¿ Y tú?" se repite desde entonces cada segundo de cada minuto,
cada hora de cada día.
Estaba lejos, muy lejos...! pero lo vi tan cerca!.
Me miró.
Se coló en mi salón cuando daban las noticias de las nueve.
Me miró.
Y me " colgué" de aquellos ojos de noche sin luna, de desesperanza,
de vida sin futuro.
Me miró.
Y yo ya no pude permanecer impasible.
Me miró.
Y, quizás sin pretenderlo, entró a formar parte de mi.
Aquel niño de haití,
me miró.

CARLOS HIERRO



No hay comentarios: