jueves, 17 de diciembre de 2009

MALDITO EL DIA, SI, MALDITO.


Había amanecido feo; llovía y hacía frío y con esa humedad que entra dentro de ti hasta que llega a los huesos.
Caminaba por la calle deseando llegar pronto a su casa, donde una calefacción le esperaba, la tele y algo caliente que tomar.
Mientras metía la llave en la puerta, escuchó un pequeño quejido y miró hacia el lugar de donde había salido.
Y allí la vio, debajo de un coche, mojada y con una cara de miedo que le enterneció.
Pensó olvidarse, pues no le hacía nada de gracia tener un animal en casa, pero cuando iba a meterse dentro, otro quejido le hizo volver la cara y ahí fue cuando se dirigió a ella y cogiéndola se la llevo consigo.
Notaba como temblaba entre sus manos, y su cuerpo lleno de barro estaba frío.
La metió debajo del grifo con agua caliente y la lavó suavemente, mientras ella arañaba sus manos queriendo escapar de tan gran peligro.
La envolvió en una toalla y con el secador, calentó su piel suave. Su pelo se iba volviendo sedoso y su aspecto cambió por completo.
Cuando terminó, la gatita que había encontrado hacia un rato, parecía otra completamente diferente. Daba gusto mirar para ella, y se imaginó a él mismo después de una ducha...¿le pasaría lo mismo?. Sonrió pensando en las tonterías que se le ocurrían, mientras dejándola en el suelo, fue a la nevera, saco la leche y poniendo una poco de esta en un cenicero, se la dejó al lado.
Esta fue directamente a ella y con ansia se la tomó toda. !Vaya apetito!, pensaba mientras la miraba con cara de pena.
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Estaba agotado. Ese día había sido muy duro en el trabajo.
Llegó a casa y hasta le costaba abrir la puerta.
Cuando entró, un ácido olor le quemó la nariz y puso cara de desagrado. Se dirigió a la cocina y allí vio la caja de arena, que había dejado limpia antes de irse a trabajar, toda esparcida por el suelo, con pequeños regalos solidos y húmedos, sembrados por todas partes.
Con cara de asco se fue a la sala en busca de la culpable, y al llegar allí su cara dejo la mueca anterior por otra de estupefacción y rabia: el sofá, su sofá de piel, tenía uno de los cojines todo lleno de arañazos. Estaba destrozado por completo.
Y pensó en aquel maldito día en que había sentido pena por un pequeño animal desvalido y sólo a él se le había ocurrido traérselo para casa, solo a él.
Y lo pensó, mientras recogía la revista rota y mordida del suelo, los restos de aquella figura que tan cara le había valido, su PDA en el medio de la alfombra(menos mal), y no quiso mirar, hacia la cortina, no, aquella cortina que tanto le había constado escoger para que hiciese juego con la decoración. No quiso mirar los enganches que tenía de abajo arriba, gracias a las excursiones de escalada, que su querida gata hacía de vez en cuando.
Y pensó en aquella noticia que habían puesta en la tele, si. Esa noticia que hacía tiempo le había impresionado tanto, pero que ahora no dejaba de rondarle por la mente cada vez que llegaba a casa y encontraba un escenario parecido, como el que hoy se había encontrado.
Pensó que habían llamado loca a aquella china que había cogido su gato y metiéndolo en el microhondas, le dio al reloj de tiempo 30 minutos.
Y una sonrisa asomó a su rostro.
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!Que calentito se estaba en aquella cama! y ronroneaba con gusto cada vez que metía sus uñas en la colcha y tiraba hacia arriba!Que gustito le daba!.
Volvió la cabeza y le vio en la puerta de la habiación. Y se asustó si, se asustó cuando vio que se dirijía hacia ella con aquella expresión tan rara en los ojos...

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