sábado, 26 de diciembre de 2009

ESO NO LO SUPO, NO.

No sabía como había podido estar tan ciega...La tubo delante tanto tiempo y fue incapaz de verla.
Pero ese día, se preguntaba el porqué tenía encima esos hilos tan extraños y pegajosos que tanta lata le daba limpiarlos.
.
Ya lo tomaba como algo natural, como parte de sus quehaceres diarios, algo tan habitual que lo pasaba de largo...hasta ese día en que mirando bien su hombro y cansada como estaba, sólo pensar en comenzar la limpieza la enfurecía.
.
Se quedó mirándola bien...¿qué sería aquello?. Y se dio cuenta así, de repente. Y miro las paredes de la habitación donde estaba, y las vio por todos lados.
.
Las esquinas estaban llenas, los muebles se unían entre ellos gracias a las obras de aquella araña tan hacendosa, tanto, que se quedó tonta, tanto por el trabajo que hacia, moviendo sus patas sin parar, como por no haberse dado cuenta antes.
.
Quizás fue la situación, la parálisis física y síquica que sentía, que no la dejaba ver nada de lo que la rodeaba, no supo el porqué, solo que de repente la luz se hizo y la vio allí, de frente, tejiendo y tejiendo sin parar como loca...fuera de si, como si la vida se le fuese en ello...
.
Se levantó de la cama, y cogiendo una escoba, comenzó a limpiar todas las esquinas y muebles, techos...todos los sitios donde aquel bicho repugnante se había dedicado a poner sus trampas.
.
Pero dejo una; la que la araña asquerosa estaba tejiendo con ansiedad. Y se acercó a ella y la miró fijamente.
.
La araña se sintió descubierta y paró en seco su pataleo.
Y temió la respuesta de ella, se le veía en los ojos, sobre todo al ver la escoba que esta tenía en sus manos con los retos de sus trabajos tan laboriosamente creados.
.
No valía la pena, pensó, no. Ella jamás sería como ese bicho así, de cruel, tejiendo para cazar y chupar a la víctima hasta que acabara con ella, no.
Y pensó en esparrarla contra la pared de un buen escobazo certero. Al menos no sufriría, no, como ella hacía sufrir a sus víctimas...
.
Bah, que mas daba? pensó, y cogiéndola con su escoba, la acercó a la ventana y la tiró al vacío. Le bastaba con saber que ya jamás la molestaría. Y así se libró de ella para siempre...
.
Lo que nunca supo fue que el bicho se cayó, pero encima de un gato que dormía su siesta tranquilamente, y que el golpe le despertó, y que al sacudir la cabeza la vio y que como era hora de comer, de un buen lenguetazo se la tragó sin más.
.
Eso no lo supo, no.

No hay comentarios: