jueves, 12 de noviembre de 2009

SIN MIRAR HACIA ATRÁS


La escuchaba respirar a su lado, mientras su mente vagaba. La miró y recordó el día que habían tenido; tranquilo, sereno, sin disputas.
Ultimamente no había ni eso. Recapacitó sobre el porqué de ello y se dio cuenta de que la monotonía rodea de silencios a las parejas, pero de silencios individuales. Que poco hablaban ya, mas bien, sus frases solían ser monólogos particulares, pensamientos en alto y lo compartido eran contestaciones cortas y frías.
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Así llevaban ya mucho tiempo viviendo. La relación era de respeto y eso hacía que la convivencia fuese pesada y aburrida.
No sabía el porqué seguían juntos. Quizás fuese que no había discutido lo suficiente, pues sus vacíos aumentaban. Quizás la familia que los unía, los amigos, la sociedad que le rodeaba los había acomodado a un mundo donde los sentimientos dormían extinguiendose en la nada.
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Ya no quedaba nada de aquella pasada relación, de aquellas miradas tiernas, de aquella ansia por llegar a casa y hablar sin parar de las cosas acontecidas en el día, de aquellos silencios compartidos, de las noches de pasión sin medida.
Eso había muerto hacia mucho tiempo. Eso quedaba en el olvido, en cambio...¿por qué seguían juntos?.
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Cerro los ojos y pensó en Ella, pensó en la primera vez que se habían visto, en la complicidad repentina que habían sentido, en la necesitad cada vez más fuerte de estar juntos, de mirarse, de besarse, de reír, de llorar. Pensó en aquellos momentos también donde sus discusiones le hacían daño, donde, después de sentir rabia y malestar, otro sentimiento les llevaba a pasar al otro extremo y sus voces acariciaban sus almas. Esos cambios tan bruscos que sentían juntos, que levantaban pasión. Del querer escapar y desaparecer ,a buscarse por todas partes. La calma que sentían en aquellos silencios compartidos, donde el escuchar su respiración les llegaban para sentirse felices y quizás ,más unidos aún. En los momentos de deseo que les hacía elevarse hasta tocar el cielo.
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Abrió los ojos y levantándose se acercó a la ventana. Un precioso paisaje marino, su mar, le esperaba y a lo lejos, en el horizonte, la imagen de Ella,
No entendía que pasaba en su vida, el porqué de estar donde estaba en vez de correr a su lado. La cobardía que tan infeliz le hacía al haberla dejado marchar...la soledad, la angustia que sentía por no volver a sentirla a su lado, la caricia de su voz susurrándole, el deseo de amarla una y otra vez... !Como la echaba de menos!.
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Y miró hacia la cama donde ella seguía dormida placidamente, con su silenciosa respiración, tan silenciosa que a veces la soledad era completa.
Miro después su rostro reflejado en el cristal de la ventana y vio tristeza, vio dolor, vio ausencia, y vio como las lágrimas corrían por sus mejillas, lágrimas que le quemaban. Lágrimas de abandono.
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Se acercó a la silla donde había dejado su ropa colgada y se vistió en silencio.
Había dejado de llorar. Una sonrisa se reflejaba ahora en su rostro, mientras se vestía los vaqueros y ataba las zapatillas.
Se puso la cazadora, cogió las llaves del coche y sin mirar hacia atrás, salió de su presente caminando firme hacia el futuro.
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Se sintió fuerte, sintió que era un nuevo hombre. La sintió a Ella tan cerca, que su piel quemaba ya sus dedos y la vio sonreír.

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