lunes, 30 de noviembre de 2009

BARRO CON TRANKIMAZINES


Te encontré sobre la mesa. Solo eras una masa de barro amorfo, sin líneas, sin contornos.
Te cogí entre mis manos y tu tacto me enamoró, así que con cariño y sin prisas, fui acariciándote y comenzando a levantar una figura.
.
No tenía prisa, y de vez en cuando me acercaba a ti, y con mis manos húmedas continuaba la labor, despacio. Cerraba los ojos y te sentía parte de mi, como si tu materia formara parte de mi cuerpo, como una prolongación de mis dedos.
.
Poco a poco te fui dando forma, y sin darme cuenta, te ibas convirtiendo en un cuerpo, mientras mis dedos te acariciaban con los ojos cerrados.
.
Tu te dejabas llevar. Te gustaba como mis manos te acariciaban, mientras te cantaba muy bajito, y sentiste como tu masa se iba transformando en algo maravilloso, caricia a caricia. Y eras feliz como yo lo era.
.
Me tenías hipnotizada. Acudía a ti cada vez con mas presura y me perdía en un mar de sensaciones desconocidas hasta ese momento en mi vida.
.
Y los papeles cambiaron y yo me fui convirtiendo barro y tu comenzaste a ser humano.
Era tan fuerte la sintonía, era tan fuerte el deseo, que llegó el momento en que fuiste tú el que me moldeabas.
.
Y me gustaba que así fuese como antes te gustaba a ti. Y me pusiste sobre tu mesa y con los ojos cerrados comenzaste a darme forma acariciándome despacio, sin prisas, mientras de tus labios salía la canción que me hacía vibrar.
.
Y la labor finalizó, cuando los dos nos convertimos en humanos, caricia a caricia compartida.
Terminó cuando nos miramos a los ojos y vimos la obra terminada. Cuando nuestras manos tocaron nuestros cuerpos y vibramos al mismo tiempo.
.
Y una noche desperté del sueño. Desperté sobresaltada y mi corazón dejó de latir.
Sobre mi mesa solo había una masa informe de barro mezclada con Trankimazines, que despedía un olor nauseabundo que quemaba mi nariz.
.
Salí a la terraza y la tiré a la calle, donde se confundió con el barro que la lluvia arrastraba por el camino.
.
Con lejía y estropajo de aluminio rasqué mis manos hasta quedar sin piel. Y cuando acabe, debajo de mi piel sólo había barro mezclado con Trankimazines con olor nauseabundo que quemó mi nariz.
.
Me metí en la taza del water y tiré de la cadena; las tuberías me llevarían a donde la lluvia arrastraba el barro mezclado con Tranquimazines. A donde pertenecía. En donde pasaría desapercibida y nadie mas podría moldearme , ni yo moldear a nadie mas.
.

No hay comentarios: