Mi amigo marinero me lo advirtió:"No vayas meniña, que el mar hoy es asesino y se lleva a la gente. No vayas que te tragará".
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Pero yo tenía una cita contigo y sí fui, y al llegar te miré y volví a ver ira desmedida, y me acerqué a ti, despacio, sin dejar de fijar mi vista en tu rabia.
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Y te me acercaste sin pedir permiso y me mojaste los pies, advirtiéndome de tu furor. Pero yo seguía mirándote con amor, con ese amor que te tengo y fui yo la que me dirigí a ti, la que sumergí mis piernas, la que me puse a tu alcance.
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Y te reté: "Si no crees en mi llevame, si no reconoces mi amor tragame, si piensas que miento soy tuya".
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Y me has mirado mientras yo te hablaba, y tus aguas se han calmado de repente y acariciaron mi cuerpo y me hicieron cosquillas, y sabes que yo jamás miento...tu si lo sabes mejor que nadie.
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Ahora estoy tranquila y se que no me fallarás y nunca te tendré miedo, a pesar de las advertencias de mi amigo marinero, y seguiré acudiendo a ti, y tu me esperarás..
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Solo nosotros nos comprendemos, pero, ¿qué importa?. No hace falta nadie más: tú y yo.
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