domingo, 29 de noviembre de 2009

EN UNA GRAN COMETA


Me he despertado congelada. Te habías ido unas horas y mi cuerpo se resentía.
Miré para la puerta de la terraza y la lluvia empapaba el suelo.
Pero ni con tormentas ni tempestades sé que dejarás de acudir a mi lado y te vi llegar arrastrado por el viento, en una gran cometa.
Aterrizaste en mi terraza, y dejándola allí, te has venido a meter en mi cama.
¿Cómo haces para estar siempre caliente?
Me has abrazado por la espalda y me pegas mucho a ti, tanto, que yo he comenzado a sentir tu calor, y el frío se ha ido bien lejos.
Ahora mismo quemo y tu lo sabes. Ahora mismo la humedad me empapa y tu lo sabes.
Lo sabes y sonríes porque eso es lo que quieres conseguir cada vez que te metes en mi cama y me abrazas por la espalda, pegándome mucho a ti...
Y yo me dejo, si, dejo que me abraces, aunque tus manos no estén nunca quietas, aunque comienzen a recorrer mi cuerpo, aunque...Eso es lo que deseo, eso es lo que deseas.
La lluvia sigue cayendo y el nuevo día comienza a nacer, mientras en nuestra cama nos abrazamos.

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