jueves, 7 de enero de 2010

SUEÑOS...SUEÑOS


Se había despertado con esa sensación que a menudo le acompañaba al abrir los ojos. La frustración de no acordarse de sus sueños, y ello le creaba cierta angustia que no comprendía.
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Pensó en el día anterior. Todo había sido perfecto; tenía un trabajo que le gustaba y un sueldo que le sobraba para lo que él necesitaba. Había tenido un encuentro con su novia muy gratificante, como siempre solía ser. Había paseado por la playa respirando el aire del mar, el cual formaba parte de si. Su familia no le traía problema ninguno. Se había perdido en un libro y había conversado con amigos y tenido unas risas con ellos....Todo había sido perfecto...
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Pero ¿por qué no se acordaba nunca de lo que había soñado?.
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Se levantó y lo primero que hizo fue acercarse a la ventana y ver el mar, si , aquel mar en el cual se perdía tantas veces con el pensamiento.
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A continuación se vistió y se dispuso a salir por la puerta camino de su trabajo. Y así lo hizo, cómodo como siempre. Sus compañeros de profesión le apreciaban y él a ellos; había buen ambiente, mejor que en muchos sitios, por lo que le habían contado.
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Después había quedado con su hermano para ir de rebajas, pues necesitaba unas cuantas cosas para pasar el resto del invierno. Ese año, el frío era grande y el vestuario se le quedaba corto.
Comerían primero en algún centro comercial, y después de marearse dando vueltas, se irían para casa cansados del trote, eso seguro.
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Vería la televisión alguna que otra serie o película y llamaría a su novia, para contarle las cosas que había hecho durante ese día. Igual susurrarían alguna palabra de amor, o simplemente, sería una llamada aburrida y escueta, como ultimamente solían ser...se dice que la monotonía...
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La verdad, no se podía quejar de su vida, no. Todo estaba bien, sin contratiempos, pero....¿porqué no se acordaba de ningún sueño?.
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El timbre, ese maldito timbre le despertó. Ese maldito timbre que le obligaba a vestirse en cuestión de minutos y esperar a que le abrieran la puerta. Le acompañarían a la biblioteca, donde tenía su destino, entre libros y mas libros.
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Pero, después de todo, allí estaba el ordenador... su ventana donde miraría el mar, donde compraría vía Internet, donde pasearía por su ciudad y donde su novia cibernauta le estaría esperando, para tener un encuentro gratificante o simplemente monótono y escueto. Desde allí hablaría por msn con su hermano sobre lo bien que estaba, perdido entre libros y mas libros, y con su pc al lado, dónde podría hacer eso y mil cosas mas.
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Y mientras caminaba detrás del carcelero, se preguntaba el porqué tenía siempre el mismo sueño... el sueño de que no se acordaba de lo que había soñado...¿por qué?.

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