viernes, 29 de enero de 2010

DESTINO: SIN RETORNO


Salió de su casa decidida: esas paredes no la dejaban respirar y, abriendo la puerta, la dejó atrás.
.
Comenzó a andar sin saber bien hacia donde se dirigía, sólo se dejó llevar por sus piernas, mientras su mente se perdía en sentimiento de cobardía.
.
Y se convencía a sí misma de que estaba bien lo que hacía, pues la angustia hacía insoportable el solo hecho de saberse dentro de aquellas cuatro paredes.
.
Sus pies la llevaron a la estación de tren. La llevaron por inercia o quizás sabían muy bien el destino deseado por su dueña.
.
Allí lo vio, rugiendo como animal herido obligado a esperar rodeado de unas grandes nubes que le recordaron las del cielo, pero a su alcance, si, nubes que podía tocar, que veía nacer, que le harían volar lejos, muy lejos.
.
Subió a él y se sentó en un asiento al lado de la ventanilla, donde el paisaje que le mostraba era gris y sucio.
.
Vio caras de gente gris con expresiones grises paradas en el andén. Sus rostros se debatían entre dudas y angustias y deseos inconfesables de huida. Pero allí estaban, parados, sin dejar que sus pies les llevasen a penetrar en el vientre de aquel animal que les llevaría a aquella escapada de su presente, aunque tampoco le asegurase el futuro.
.
Comenzó a sentir el vaivén que sacudía su cuerpo, mientras sus ojos dejaban atrás aquellos otros ojos paralizados.
.
Se le acercó un revisor que mirándole a la cara simplemente le sonrió. Comprendía perfectamente cual era el destino deseado y, alargando la mano le tendió el billete y se fue sin mediar palabra.
.
Bajó la vista y leyó: destino sin retorno.
.
Y sonrió por primera vez en mucho tiempo mientras, volviendo su rostro hacia la ventanilla, el paisaje que se le ofrecía esta vez había cambiado por completo y los colores lo dominaban.

No hay comentarios: