sábado, 30 de enero de 2010

SIGUE ABUELO.

-Qué tal niña mía?
-Abuelo, los días son tan largos....
-Que va!. Mira, cuando yo era joven, los días duraban 30 horas..!30 horas!
Eso sí que eran días largos!-
- Abuelo....
-Pero entonces llegó la nueva horaria, y tuve que decirle adiós a mi siesta de las 26 de la tarde.
-Abuelo...
-Ahhh...Así que quieres que te cuente las historias sobre cuando el mundo era menos mundo y cuando los relojes dejaban pasar el tiempo mas y mas lento...
-Abuelo...
-Lo que ahora conoces como segundos, se llamaba concurdios por aquel
entonces.
Ay que tiempos!!
Y claro, mas horas diarias requerían un día más semanal...Y bueno,
cabe decir que el Córcoles era mi día favorito de la semana.
-Abuelo...
-Recuerdo que todos los Córcoles íbamos a un pequeño y desconocido
valle, y nos pasábamos allí corcones y corcones (que eran como se conocían las horas antiguamente).
-Abuelo...
-Justo después de pasar todos esos corcones en el valle, íbamos a la
calle y amenazábamos a la gente con escupirles desde un sexto piso
si publicaban nuestra historia...
-Abuelo!!
-¿Sabes? Cuando tenía cinco años me injertaron un detector de tonterías en mi,por aquel entonces, pequeña cabeza. Como puedes intuir por el nombre del aparato, este detector permitía un numero limitado de tonterías al día,numero que ha ido aumentando paulatinamente al ritmo de este mundo cada vez más loco. Bien, pues debo decirte, que este aparato ya lleva pitando unas cuantas líneas sin parar...
-Sigue abueloooo.
-No puede ser...

IGNORIMUS CARMELUS

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