jueves, 21 de enero de 2010

PAPELERA DE RECICLAJE


Una sonrisa marcaba su rostro. Una sonrisa triste, pero no por ello dejaba de ser sonrisa.
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Mientras pasaba los dedos por el rostro de aquel que había sido fondo de escritorio de su pc, se acordó de todas las veces que lo había hecho. De todas las veces en la que se había quedado mirando aquellos ojos que tanto amaba, aquella nariz, en su dedo recorriendo la comisura de su boca...tantas y tantas veces.
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La vela de su mesilla estaba dando ya los últimos suspiros de vida y ella había prometido que tan pronto se apagara su llama, aquel rostro iba a desaparecer de su vida. Se desharía de él y le olvidaría para siempre.
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Y lo haría en la cuna en la que había nacido, lo haría en su pc, en su papelera de reciclaje.
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Y sonreía mientras miraba recordando en todo lo que le había querido, rostro que tenia palabras y lloros, y risas y cantos, y suspiros entrecortados y....¿qué mas daba?.
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Aquel que ella pensaba que había compartido una parte de su vida, pero que ni la conocía de nada, ni sabía de su existencia, ni siquiera, que había sido querido de aquella forma por alguien anónimo para él.
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Y la vela se apagó. Ella la miro con la misma sonrisa en los labios, sonrisa triste si, pero sonrisa al fin y al cabo.
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Y con su ratón lo pasó a la papelera de reciclaje. Lo hizo desaparecer para siempre.
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Al fin a al cabo, él ni siquiera se enteraría de aquella historia de rostros y mentiras, total...¿para qué?.
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No era el dueño de aquellas, palabras, de aquellas sonrisas, de aquellas lágrimas ni cantos, ni siquiera una pequeña parte de sí le pertenecía, así que se fue al mundo del olvido, como lo fue el verdadero dueño de aquellas palabras que hizo pasar como suyas.
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Y lo hizo sin dolor, sin pena, sin dudarlo, con aquella sonría en los labios.
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Quizás con el tiempo, podría salvar algún buen recuerdo de aquella experiencia...de aquella dura experiencia que la había hecho crecer....si, igual eso fuese lo primero bueno que podría salvar; el aprender a no dejarse engañar por nadie mas, el no confiar....o quizás ¿sería el primer mal recuerdo?.
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Ahora no importaba. La vela se había consumido y, con ella, aquel rostro que nunca volvería a ver, nunca mas.
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