miércoles, 11 de marzo de 2009

SOLEDAD

Ya estaba otra vez ahí; ese deseo de dejarse llevar por una absoluta soledad, el rechazo total al contacto humano que dominaba sus sentidos.
Se levantó y salió de la estancia que compartía con ella, pues sólo sentir su respiración le ahogaba.
Se dirigió a su cama, se desnudó y se metió debajo del edredon, cerrando los ojos y concentrandose en esa sensación que no dejaba lugar a nada ni a nadie.
Ella levantandose de su siento , se dirigió hacia la habitación donde el se encontraba y, parandose a unos cuantos metros de la cama se le quedó mirando con cara de ternura.
Al notar su presencia, el aire se comenzó a cargase y se revolvió sobre si mismo y el rechazo comenzó a sacudirle el cuerpo y el alma. Pero ella no se iba, es más, caminó hacia la cama parandose a sus pies y se fué desnudando poco a poco mientras su semblante reflejaba sólo paz y amor quedandose otra vez parada, esperando.
El no podía más, no comprendía ella que su presencia le hacia daño? Quería que desapareciera de allí, que se esfumara en la nada, pero no, la sentía cada vez más cerca y la piél se le erizó cuando vió que ella se metia en la cama, a su lado, pero sin contacto físico, sólo estaba allí, otra vez quieta, son su sonrisa en la boca. La respiracíonse le hizo más axfisiante; casi no podía respirar y el deseo de echar a correr era inmenso, pero no podía, se sentía como pegado a la cama, mientras una rabia interna retorcía sus entrañas.
En sólo un segundo notó que ella había movido su brazo y con su mano rozaba la de el, mientras seguía paralizado. El calor que le transmitió aquella mano comenzó a carcomer aquella sensación de rechazo y , poco a poco, dejo que ella se le fuera acercando; que su cuerpo desnudo se pegara al suyo.
Y el milagro se hizo; aquella sensación de deseo de soledad, aquel coraje, aquella rabia interna fué esfumandose mientras el calor del cuerpo de ella le envolvía y la paz se adueñó de el.
Abrió los ojos y por fin la pudo mirar a la cara donde la misma expresión de mirada tierna le seguía esperando.
Se abrazaron y recostando la cabeza entre sus pechos se durmió como un niño.

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