martes, 17 de marzo de 2009

IDIOTA

Y caminaba y caminaba sendero arriba, luchando entre la maraña de matojos que la iban arañando; pero ella seguía con la certeza de llegar a encontrarla. Y caminaba y caminaba; la ropa se le iba rasgando dejando jirones de ella entre los espinos y, cuando ésta dejaba su piel al descubierto, los espinos la arañaban hasta hacerla sangrar.
Pero ella caminaba y caminaba, subiendo rocas y bajándolas a trompicones, con sus pies descalzos y enllagados, pues sus zapatos hacía mucho que habían dejado sus suelas atrás.
Su mirada seguía fija; sólo pensaba en ese camino que pronto encontraría, dónde el suelo se cubriría de fresca y suave hierba y los espinos desaparecerían dejando sitio a hermosas flores que endulzarían su olfato.
Y caminaba y caminaba mirando al frente. Seguía cayendo y sus pies y su piel sangrando, pero esto no acabaría con su sueño, ese prado de fina hierba donde encontraría la felicidad perdida Por fin, pudo descansar en paz en medio de la fina hierba y con un bonito ramo de rosas, que embellecía la tumba donde la había enterrado con un una sonrisa de paz en su semblante.

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