miércoles, 11 de marzo de 2009

EL GARBANZO

Se miró al espejo.Este reflejaba en rostro surcado por mil arrugas. Sus noventa años, pensó, no habían servido para nada. Huerfana desde niña, no se había casado ni tenido hijos y ahora, cuando se muriese, la enterrarían en un nicho donde se secaría sin más. Eso era demasiado ya, no lo podía consentir; necesitaba dar fruto así que tomo la determiación y muy segura de si misma, se dirigió al huerto y cavó un hoyo y, desnudándose se metió dentro, topándose como pudo con la tierra que le rodeaba. Se puso en cuchillas y, levantando el culo se introdujo un garbanzo. Al cabo de unas semanas, sólo quedaba allí un amasijo putrefacto medio cubierto por tierra y, en el centro de este, una hermosa mata de garbanzos comenzaba a germinar.

No hay comentarios: