Se fue un rato a su terraza, y se tumbó en el suelo mirando hacia el cielo. Este estaba totalmente despejado y las estrellas brillaban tanto que su imagen la fascinó.
De repente no sabe lo que pasó. Sólo recuerda una gran luz azul y rosa que la cegó. Pasó tan cerca de ella, que dejó caer sobre su cuerpo pequeños destellos de su gran cola de cometa.
Su cuerpo comenzó a brillas tanto como aquel polvillo mágico y comenzó a elevarse, a elevarse a velocidad vertiginosa.
Se encontró en el cielo, rodeada de estrellas, tan cercanas que casi las podía tocar y miró hacia abajo.!!Qué pequeño era el mundo y que grandes nos creemos los que en él vivimos!!.
Abrió los ojos y levantándose se volvió a su cama con la satisfacción de haber sido, solo por un instante parte de aquel cielo maravilloso.
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