viernes, 4 de septiembre de 2009


Esta noche me he despertado sobresaltada. Un deseo loco nació en mi interior, un deseo más fuerte que mi negación.
Me he transportado otra vez a mi roca, dónde estaba situado mi refugio y me he puesto manos a la obra.
Levanté tres paredes de piedra, piedra galega, dura, que ninguna tormenta será capaz , jamás de derrumbar. En frente levante dos más pequeños a cada lado y en la mitad he dejado espacio suficiente para hacer una gran puerta de cristal desde dónde siempre veré amanecer y anochecer, dónde veré el sol y la luna y las estrellas, dónde veré mi mar, mi mar calmo y cristalino esperándome siempre, mi precioso paisaje marino.
He colocado una alfombra nueva junto a la chimenea, mullida y acogedora llena de cojines, para cuando quiere reposar mirando la chimenea y el bailar de yamas.
Al otro lado, he puesto un gran piano de cola, dónde podre tocar al compás del sonido del mar y el viento, haciendo coros a su melodía.
En el centro, mi cama, cara el gran ventanal. Mi gran lecho con un nuevo colchón marca AMOR, me ha gustado su nombre y ahora forma parte del decorado de mi curruchiño.
Cuando todo estubo finalizado, pues nada más me hace falta para ser feliz allí, me he tumbado en mi cama y he sentido como unos brazos me rodeaban, me protegían, me acariciaban...He sentido que una boca me comía, me mordía con ansia de deseo y me he dejado llevar por el amor y la pasión.
Me he dormido después, por primera vez en mucho tiempo, sintiendo paz y amor en mi interior, y esa sensación de saber que el nuevo amanecer ya no me daría nunca miedo, sino sólo esperanza de un feliz futuro.

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