Cómo una dulce ensoñación,
rememoro tu figura,
mis palabras evocan el verde mar
y las doradas arenas,
el naranjo en flor,
la tímida margarita.
Obedientes al recuerdo,
tus negros ojos me miran con ternura,
tus gráciles dedos me acarician,
y tu sonrisa ilumina todo tu semblante.
Nadie elige su amor,
llega un buen día,
se planta junto a ti,
cambia tu vida,
ahuyenta sombras,
y siembra claridades.
Luego un mal día se va como vino,
dejando mi corazón donde nació,
al lado de un río,
bajo un pequeño árbol,
iluminado por una creciente luna,
y un puñado de estrellas.
Despierto de mi ensoñación,
una aurora radiante en este frío día,
con el incendio de esa amor,
envuelto en nieblas de miedo,
y desesperanza,
camino de nuevo hacia la mar,
hacia el olvido.
JAUMEREI
Foto: Azulejo
1 comentario:
Así es... nadie elige un amor.
Querote.
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