Estaba esperando que llegase su hija, para que cuando le fuera a dar el beso, la encontrara en la cama.
Mas cuando esta se fuese, se levantaría he iría hacia aquella nueva tumbona, se recostaría en ella y tapada con una manta miraría el cielo estrellado o no, no importaba. Lo único importante era verlo negro y allí arriba.
Si tuviese que pasar esa estrella lo haría igual y a ella le pediría el milagro que tanto deseaba.
Allí se quedaría toda la noche hasta el amanecer. Y si la estrella no llegaba, la próxima noche allí estaría de nuevo; mirando hacia el cielo, pidiendo el milagro.
Se van los "medios", se van los "hombres"... se van.
Mas el "medio" se fue por cobarde y el "hombre" se va como un valiente.
Escuchó el sonido de un coche aparcando cerca de su casa: su hija había vuelto.
Pronto la tendría allí. Pronto le daría el beso... y pronto estaría cara el cielo hasta el amanecer....
Foto: Carmela
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