LO VIO POR PRIMERA VEZ

Después de la tempestad llega la calma. Así fue durante todo aquel tiempo.
Siempre encontraba razones y motivos para dulcificar el veneno de aquella relación. Buscar lo bello, lo bueno que había existido.
Es mas, siempre defendió razones y motivos, buscando más allá de una mente enfermiza, más allá del puro egoísmo, del simple juego...Buscó carencias sentimentales, carencias por traumas pasados,  carencias por pura personalidad introvertida, por cobardía causada por malos tratos infantiles...Buscó y en sus labios, siempre había motivos para la defensa de aquella relación a pesar de todo lo sucedido y que todos opinaran lo contrario.
Quizás lo hizo porque para ella, el ser humano no era malo a conciencia y menos aquel que ella tanto había querido, y con el que tanto había vivido.
A pesar de tener todo en contra, su defensa ante aquella actitud era férrea y en la distancia, intentaba salvar una sonrisa, un bonito recuerdo del pasado.
Pero ese día le vio tal cual era en realidad. Vio aquel rostro frío, sin conciencia, sin sentimientos, sin alma, sin vida propia, vampiro de sentimientos puros, vampiro de almas nobles a las que absorbía hasta dejarlas destrozadas por puro y simple egoísmo. Egoísmo de quien no tiene conciencia ni sentimientos que no sean los suyos propios, al que el juego perfecto del engaño completo, era su único afán, del que vivía durante años, sin  importarle las consecuencias devastadoras, de las que disfrutaba como vencedor.
Hoy había visto su verdadero rostro de frente y el dolor fue mortífero y sus defensas quedaron anuladas por la realidad que tenía delante.
Y sintió miedo de si misma, pues no sabía hasta donde podría llegar tras ese descubrimiento. Miedo a semejarse a aquella deformidad. Miedo al futuro donde eses sentimientos la acompañarían.
Y sintió que su cara negativa salía a relucir y que los deseos nunca sentidos, habían florecido en su interior, con el riesgo de no volver a ser ella misma, ni creer mas en el ser humano.
Pasó de largo y dejó aquel rostro atrás, mirando al frente sin saber que sendero cogería. La verdad , el juego no deja de ser divertido, se decía mientras caminaba. 
Y ella que nunca había jugado, pensó que probaría con quien lo había hecho con ella. Después de todo a él le gustaban, ¿no?.
De oca a oca y tiró porque le tocaba, más todo a su tiempo, si, en ese juego no había prisa, sino corrías el riesgo de perder, y ella ya había perdido demasiado hasta ese momento, en el que perdió también su inocencia de la que solo un milagro podría conseguir que volviera. Y ella no creía en los milagros.


Foto: Carmela.