jueves, 20 de mayo de 2010

EL MAR



Acaricias la arena con grandes lenguas espumosas,
mientras las rocas golpeas con fuerza,
castigo por no dejarse llevar.

No sabes tú, que poco a poco,
tras la dura batalla,
estas se convertirán en la arena,
que después besas con dulzura.

Foto: Carmela.

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