Pasé el paño por tus teclas, acariciándote,
Odié mi incapacidad para poder poner un dedo en una y romper el silencio de mi pena.
Mis dedos se quedaron muertos, paralizados aquel día en que dejé que se los llevase.
De nada sirvió el intento, el sentarme frente a ti y mirarte fijamente, mientras me ahogaba en el recuerdo.
De nada, el deseo de lograr acompañar el sonido del viento, el rugir del mar, el canto de las gaviotas, ni el susurro de mi voz.
Me dolió alejarme de ti, tanto como mi incapacidad de hacer realidad mi sueño.
Te has ido lejos, donde ya no te puedo alcanzar y mi habitación se ha muerto un poco más, igual que aquella orquídea que esperaba tu música.
Y he revivido una parte del pasado que aún pesa como losa.
Hoy siento dolor, mucho dolor. Hoy te echo de menos. Hoy me siento aún mas pequeña, mas insignificante,
Foto: Carmela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario