sábado, 29 de agosto de 2009

DAMELA


Se lo pidió de nuevo: "dame tu mano" y extendió la suya para asirla y llevarla hacia su pecho. Con esa mano estaría protegida, con esa mano, dormiría tranquila.
Llevaba días sin hacerlo, buscando la mano a tientas, llamándola a gritos y la mano no aparecía.
Y ese día tampoco apareció, ese día no pudo entrelazar sus dedos con ella y ponerla cerca de su corazón, sintiendo su calor, su caricia, su piel.
Soñó que alargaba su brazo y casi la pudo tocar con sus dedos; sólo tenía que extenderla un poco más y ya sería suya de nuevo. Soñó que no había pasado el tiempo y que nunca la había perdido. Soñó que toda había sido una pesadilla y extendió con fuerza su brazo hasta que pudo tocar sus dedos. Al entrelazarlos los llevó hacia sus labios y la besó, posándola en el centro de su pecho, sintiendo su caricia, sintiendo su calor. Soñó...

No hay comentarios: