viernes, 3 de julio de 2009

UN DIA LARGO

Se había dormido pronto esa noche. Por mucho que quiso alargar las horas, el cansancio le pudo y se quedo dormida sentada en la cama; la última hora que recordaba eran las tres y eso era pronto, pronto para acortar el día siguiente. Abrió los ojos y era temprano. Escuchaba los primeros sonidos de la mañana;¿que iba a hacer ahora? ¿como encoger las horas diurnas?.
Comenzó a acunarse en la cama, volviendo a su niñez, y cogió su oso de peluche, ese que no molestaba, no hablaba, no reía, no lloraba, no cantaba, no gritaba, no te quería ni te odiaba. Ahí estaba, inerte, sin vida, sin alma, sin corazón... y le quiso abrazar, lo intentó, pero no sintió calor a cuerpo, no sintió el latido de un corazón, no le correspondía al abrazo...Le sacudió con rabia, rabia que no era correspondida, igual que el abrazo, le gritó y su silencio era eterno...muerto, estaba muerto...o,¿era ella la muerta?.
Le tiró lejos y siguió acunándose en la cama, como un niño pequeño, pero a veces los niños necesitan más un abrazo que ser acunados, eso lo saben las madres, las madres que acunaron alguna vez a niños y acababan abrazándolos para darle cercanía y tranquilizarles. Y ella necesitaba eso, un abrazo, un abrazo humano, con su calor, con su latido, con su respiración, y se imaginó ese abrazo; cerró los ojos y se imagino que la abrazaban mucho. muy fuerte, hasta casi romperle las costillas y no dejarla respirar. Y se imaginó a ese alguien que ella deseaba que le abrazara, ese alguien que tantas veces lo había hecho...y comenzó a relajarse, como los niños pequeños en brazos de sus madres.
Dio un salto en la cama y se quedó sentada con los ojos muy abiertos y llenos de miedo y comenzó a llorar...

No hay comentarios: