No sabían como comenzar a hacerlo; se miraron fijamente y empezaron a entrelazar sus brazos, metiendo uno el brazo en medio del otro y pegando la mano al cuerpo , como si fuesen dos anillas.
Tiraron con fuerza para ver si aguantaba, pero uno cedió por ser más débil. Lo siguieron intentando ahora con ayuda de las piernas, enganchando rodilla con rodilla, entrelazando todas sus extremidades y el cuerpo muy pegado, hasta sus cabezas reposaban en el hombro del otro...parecían un garabato desesperado, pero cuando tiraban con fuerza para probar si lo habían logrado, uno siempre cedía por más débil; sus fortaleza no era la misma.
Desistieron, aceptaron que dos cuerpos humanos nunca se podrían atar, así que se abrazaron fuertemente y unieron en un gran nudo marinero sus almas; con eso no podría nadie.
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