miércoles, 1 de julio de 2009

OBSERVO DESDE MI BANCO DE JUBILADA EN PARO

Se acercó al banco dónde yo estaba sentada; tanta hermosura y su vida se veía a expensas de que alguien dejase caer comida al suelo para subsistir..¿no le dolerían las cervicales con tanto movimiento de cuello?, me preguntaba mientras la miraba caminar.
Estoy rodeada de bancos, casi todos vacíos, salvo algunos ocupados por jubilados que conversan animados con ademanes casi exagerados.
Los niños están de vacaciones; los más pequeños con sus madres en los columpios y los grandes se entretienen en la fuente que no se cansa de manar agua, como si aquí hiciese falta, me digo yo, mientras observo el suelo mojado por la lluvia de la noche y el cielo gris.
Me asombra ver tanta gente en movimiento con cara de prisa mientras yo les miro sentada en mi banco de jubilada en paro. Y deseo que alguien se acerque a mi, alguien que me sonría y que me abrace sin pedir nada a cambio: ¿por qué no estas aquí?.
Mientras siguen pasando; abuelas con nietos en sillas, parejas de ancianos, madres con niños llorosos y todos llevan bolsas; bolsas con algo nuevo dentro, bolsas con un " te necesitaba" o un "eras mi capricho".
No se cansan de pasar delante de mi, mientras yo cojo fuerzas para bajar al parking y sacar el coche de allí.
Me tengo que ir; el sol quiere quemar, pero no se si dejarme allí hasta que me duela, igual el estomago me deja en paz, ¿remedio chino?, si, sabiduría china.
Pongo una pastilla debajo de la lengua y enciendo otro pitillo más; en un ratito estaré preparada para bajar...

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