Se levantó de la cama sin sacarse la ropa de encima y cayó al suelo envuelta en sabanas. Se vistió rápido y no se ató los zapatos; al primer paso pisó un cordón y se cayó de bruces. Aturdida por el golpe, confundió la puerta de su habitación con la pared y contra ella se estrelló. Nauseas recorrían su cuerpo. Tanteando llegó hasta ella y salió, y mientras caminaba, iba golpeándose contra todo mueble que encontraba, dejando mella en su cuerpo ya dolorido. No supo como llegó ,pero abrió la última puerta hacia su libertad. Un frío gélido hizo estremecer su cuerpo. Hinchando sus pulmones de aire, sólo pensó en su libertad alcanzada, en su futuro...Ya no importaba el dolor que sentía, ni las nauseas, ni el mareo, ni nada de lo dejado atrás, así que dio su primer paso hacia adelante. La encontraron al final de la escalera, tirada en el suelo cual garabato inerte; se había olvidado de abrir los ojos... Todos pensaron que allí se había acabado su sueño, pero no miraron hacia arriba; la verían alejarse bailando entre corrientes de aire...
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