sábado, 18 de julio de 2009

SU TRISTEZA... LA MIA...


Salí de casa esa mañana y le vi enfrente, pero no en el parque en dónde debería de estar, sino sentado en la acera, en posición de espera, sin moverse. Me llamó la atención su estado de quietud, su serenidad, su disciplina... Mi asombro fue que al volver a casa, ya cerranda la noche, lo encontré en el mismo sitio, en la misma posición, con la misma quietud, en espera. Me imaginé lo que había pasado y una angustia recorrió mi cuerpo y la pena me envolvió. Entré en casa y, ya anochecido, me asomé a la ventana. Allí seguía, sólo que se había recostado, como si su serenidad se viniera abajo. Fui a la cocina y cogí restos de la cena y un cuenco con agua y saliendo de la casa se los puse delate. Esperaba su reacción. Me miró con ojos tristes y orejas gachas, sin apenas mover su cabeza .Sentí la necesidad de acariciarlo; sabía lo que sentía y eso me hizo sufrir con él su dolor, que era el mío, más él siguió inerte, orejas gachas,ojos tristes.. y sin asomarse ni a la comida y al agua. Sólo se dejó acariciar y allí se quedó paralizado, en medio de la acera, esperando en silencio. Esa noche no pude dormir; me vi reflejada en ese pobre perro abandonado, y mis ojos se llenaron de tanta tristeza como los suyos. Me sobresaltó un aullido lastimero,de dolor, y salí a la calle; alguien le había dado una patada para sacarle de la acera, o sólo por el gusto de gozar del placer de poder sobre el más débil. El animal había escapado a esconderse bajo un seto del parque, con cara de dolor, terror, incomprensión. Cuando me acerqué temblaba como una vara. No pude remediarlo y le abracé, le bese, acaricié; me confundí con él, con su dolor y él me sintió a mi; mi soledad, mi miedo, mi abandono...Nos miramos y sus ojos miraban ahora con profundidad, con comprensión y se vio reflejado en mi, cómo yo me había visto reflejada en él. Me levanté del suelo y me encaminé hacia mi casa; el perro me siguió en silencio y yo dejé que me siguiera. Le abrí la puerta de mi hogar, dónde sabía que todo iba a cambiar, dónde compartiríamos amor, dónde ya no habría soledad ni en su corazón ni en el mío. dónde dos iguales iban a comenzar de nuevo, sin esperar a nadie ya...

No hay comentarios: