lunes, 4 de mayo de 2009

FANTASIAS

Nunca imaginó Víctor, que aquel viaje que preparó para ir a visitar a Lucía le iba a deparar tantas sorpresas.

Cuando llegó el tren a la estación de aquella pequeña ciudad del norte, un cielo plomizo y una bocanada de aire frío fueron el primer saludo que recibió Víctor al pisar el andén, cogió su maleta dirigiéndose hacia donde se veía un pequeño grupo de gente que se guarecía del frío bajo la marquesina de la estación. No había dado más de tres pasos cuando desde el grupo se separó una persona yendo a su encuentro, la mujer vestía ropa de abrigo y un gorro de lana enmarcaba su rostro destacando más aún el rojo natural de sus cabellos.
Lucía, pues ella era, aceleró el paso al encuentro de Víctor, fundiéndose los dos en un abrazo al encontrarse, después de conversar unos minutos, se dirigieron hacia el coche de Lucía que se hallaba aparcado en las inmediaciones. Una vez cargada la maleta, se introdujeron en el coche volviéndose a abrazar, y fundiendo sus bocas en un apasionado beso, pasados unos minutos, decidieron poner el coche en marcha y dirigirse a la casa de Lucía, donde indudablemente estarían mas calientes y a salvo de miradas indiscretas.
La casa era grande, espaciosa y estaba agradablemente caldeada, el fuego ardía en la chimenea del salón, la decoración era muy femenina y muy agradable de ver, denotando el buen gusto de Lucía. Después de dejar la maleta en la habitación, Lucía preguntó a Víctor si quería ducharse a lo que este dijo que sí, ella le indicó donde estaba el baño añadiendo que aprovecharía para ponerse cómoda.
Después de ducharse y afeitarse, Víctor, aprovechando la cálida temperatura de la casa, se puso un pantalón de pijama, una camiseta de manga corta, unas zapatillas de estar por casa y salió a buscar a Lucía. Al salir del baño a corta distancia se encontró la chaqueta de Lucía tirada en el suelo, poco más allá se veía el pantalón, una pista de ropa desparramada por el suelo parecía indicar el lugar donde ésta se encontraba, decidió seguirla para ver que sorpresa se encontraba al final. Delante una puerta entreabierta se encontraba la última prenda, un tanga de color blanco, Víctor se agachó a recogerlo, le encantó el aroma de la íntima prenda femenina y con él en la mano se dispuso a franquear la puerta.
Cuando entró en la habitación su mirada la abarcó toda buscando a Lucía, la encontró tendida sobre un sofá, vestía, si se le podía llamar así, body transparente que sin embargo dejaba los pechos al descubierto, medias con liguero y una negligee vaporosa todo de color negro, que contrastaba con la blancura de su piel y el rojo de su cabello, nadie podía esperar una visión tan encantadora, ni más atractiva.
La sonrisa de sus labios indicaba claramente que había captado a la perfección el efecto que había hecho sobre Víctor. Este se dirigió lentamente hacia ella quería apreciar en toda su hermosura sensual a la mujer que tan apetitosamente se le ofrecía.
Cuando llegó a su altura se arrodilló a su lado, con un dedo fue apartando lentamente la negligee, dejando los hermosos pechos de ella al descubierto, se inclinó sobre ella y fue besando su cuello, mordisqueando el lóbulo de la oreja, bajando su boca muy despacio hasta atrapar con sus labios un pezón, con el que jugueteó con la lengua, rozó con los dientes, hasta que estuvo completamente erecto, repitiendo luego la operación con el otro.
Sus manos se deslizaron hasta los corchetes inferiores del body desabrochándolos, sintiendo inmediatamente en sus dedos la humedad de la vagina de Lucía, que respiraba entrecortada por el placer, la boca de Víctor se deslizó por entre las piernas besando sus muslos, los laterales de la vagina, para después recrearse en los labios vaginales y posteriormente subir hasta el clítoris, que lamió y mordisqueó a placer animado por los gemidos de Lucía.
Víctor se levantó para desnudarse, momento que aprovecho Lucía para levantarse también , ir hacia un rincón y volver con una cuerda de seda, diciéndole átame.


EROTICÓN