sábado, 2 de mayo de 2009

AMOR EN LA DISTANCIA

El sonido de su voz quemaba su piel cada vez que le escuchaba. Se estremecía con cada susurro, con cada palabra de deseo que hacían que sus labios se hicharan. su boca se entreabriera y su lengua deseosa le esperara en ese beso pasional que la comía, que la mordía y que ella le respondía comiendo, mordiendo, hasta que él la dejaba y recorría su cuello a besos, mientras sujetándola con sus manos por la cadera, la frotaba contra su sexo, haciéndolo estallar.Llegó a sus senos y succionó sus pezones que al momento reaccionaron a su caricia poniéndose tan duros como el sexo de él. Sus respiraciones se entrecortaban cada vez más; ya era gemidos que rompían el silencio de la noche. Y él bajaba y bajaba...y ella agarraba su cabeza guiándole por el camino más deseado, hasta la meta más deseada. Y se abrió, entregándose en su totalidad, mientras él , con su lengua, no dejaba recoveco por recorrer. Ella se retorcía, bailaba al son de cada caricia recibida, hasta el momento en que sin darse ni cuenta, el placer fue tan fuerte que estalló en un orgasmo inesperado e incontenible. Al escucharla, él salió de allí, queriendo penetrarla por primera vez, pero ella no le dejó, y subiéndose encima comenzó a besarle como él había hecho, poco a poco, suavemente, bajando por el mismo camino que antes hiciera él, hasta llegar a su sexo y allí comprobó al cabo de unos minutos que la espera ya había llegado a su fin, cuando le sintió gemir, así que sacándolo de la boca, poniéndose en cuclillas, le miró a los ojos y bajó sus caderas, poco a poco disfrutando de cada segundo, sintiéndose llena y él que la llenaba.
Nada existía a su alrededor; sólo sus cuerpos y la humedad que desprendían mientras cabalgaban entre espasmos de placer. Era perfecto, nadie podía sentir más, nadie podía gozar más que aquella pareja en aquel momento, mientras sintieron como llegaba el climax, el éxtasis y se muriendo en la muerte dulce unos segundos eternos, unos segundos ya no de placer, sino de entrega total, formando un sólo cuerpo, rodeados por el amor que les había llevado a aquel momento de placer.
Eso fue, el amor, lo que les quedó cuando, recostándose el uno pegado al otro, se abrazaron en silencio. El amor fue el que les hizo besarse otra vez, el que al decirse "te amo" les culminó aquella noche.
El último en dormirse cortó la comunicación y , dejándo el telefono en la mesilla, apagó la luz y cerrado los ojos, se dejó llevar igual que el otro, por el mundo de los sueños....

ANONIMO

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