lunes, 4 de mayo de 2009

ILUSIÓN PERDIDA

Cuando ella me dio la noticia, cayeron ríos de agua por mis mejillas; una estrella brillaba en mi cielo negro y su alegría fue mi alegría. Por fín un bonito despertar.
Se aferró a su vientre y a su esperanza; iba a disfrutar el día a día sin pensar en nada que nublara la ilusión conseguida.
Hoy me ha llamado.Ya no corrieron ríos de agua por mis mejillas, pues mi río estaba seco. De mis ojos no sale nada, sólo queda el vacío en mi estómago y la angustia del despertar.
Lo intentaré: cogeré su ilusión, la envolveré y, metiéndola en un moisés, lo posaré suavemente en el río de las ilusiones perdidas, en el río de las aguas rojas que corren ahora entre sus piernas.

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