viernes, 19 de junio de 2009

UNA PIEDRA EN EL CAMINO

Iba caminando erguida, mirando de frente, por un camino de tierra.
Sintió cómo una piedra se le metía dentro del zapato y notó dolor al pisar el suelo.
Cuando se iba a bajar para sacarse el zapato, decidió no hacerlo y seguir caminando; necesitaba notar en su cuerpo la diferencia de caminar con un zapato con piedra y otro sin ella.
Cada vez que daba un paso con el zapato ocupado, un dolor le pinzaba esa parte del cuerpo, comenzando por el pie y subiendo hacia arriba, sacándole todas las ganas de seguir su camino.
El zapato desocupado, que le podría ayudar a seguir paseando, llego a sentir el dolor de su par y se forzaba por aguantar todo el peso del cuerpo y tirar hacia adelante, pero el esfuerzo fue grande y comenzó a sentir dolor propio.
Aún así siguió un trayecto caminando pero cada vez con paso más lento y doloroso.
Se bajó, se quitó el zapato y sacudió la piedra fuera y, colocándoselo otra vez, se perdió en la lejanía, mientras caminaba con la mirada ergida, mirando de frente...

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