viernes, 27 de febrero de 2009

LA DUNA

Abrió los ojos aquella mañana y allí estaba ella a su lado, recostada de espalda con su cuerpo desnudo. Aquellas líneas tan perfectas y tenues le hacían temblar; tenía miedo a alargar sus manos y que estas las traspasasen sin tocarlas. Aquel color de arena, tan semejante al de las dunas des desierto, aquellas lomas tan suaves, sin vértice, que la hacían tan agradable a la vista, ondulantes: daban ganas de hacerse camino sobre ellas, de enterrarse en su silueta. Por más que la miraba no se cansaba; abría y cerraba los ojos y su deseo allí estaba, a su lado, tan cerca que no pudo resistirse.Movió su mano y la dirigió hacia la loma más apetecible y casi la tocó.
Desilusionado se dio media vuelta en la cama; ya sabía el que no debía de haberse comprado aquel edredón beige.... y las lágrimas asomaron a sus ojos mientras la soledad lo embargó como cada mañana....

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