miércoles, 26 de junio de 2013

LA DESESPERACIÓN



Soy gaviota sobre el mar congelado, en un gélido invierno.
Mis alas cubiertas de escarcha ya no osan moverse tras la primera intentona.
Miro hacia abajo, buscando la suave línea plateada de aquel suculento manjar que sé  maná, y picoteo la dura capa, espejo infranqueable hacia la supervivencia.
No oso llorar, pues mis lágrimas acabarán siendo perlas incrustadas en la barrera que tanto odio.
No  volar… no llorar … pero yo deseo, tanto deseo…
Encojo mis patas y bajo la cabeza esperando un milagro.


Anochece y un marinero  tropieza conmigo. No hay peces, pero sí gaviota.

Foto: Carmela

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